General Mitre se encuentra actualmente entre los clasificados a la zona campeonato del fútbol infantil marplatense.
Ese logro, más allá de los chicos, se lo debe al aporte de empresas sociales que le cambiaron la cara a esta institución.
Pero la ayuda trasciende lo deportivo. También se le está brindando contención a un centenar de chicos que, de no estar en el club, estarían en la calle.
La mayoría de los jóvenes asisten a comedores comunitarios, donde estas empresas de caracter social colaboran con alimentos desde hace un tiempo.
Cuando comenzó el proyecto, el club no tenía recursos. Ni pelotas ni indumentaria. Ahora trabajan doce profesores, entre técnicos y preparadores físicos, quienes dirigen los entrenamientos de martes a jueves y durante los partidos del fin de semana.
Hay un micro que sale de Libertad y 180 y recorre distintos barrios para buscar a los chicos de la sede de los comedores. Luego del entrenamiento, todos disfrutan de una abundante merienda. Durante los días de partido, si son locales, todos comen en el club. El coordinador del fútbol es Daniel Cajal, experimentado en trabajar con chicos y jóvenes. "Metimos más de 150 pases para que los chicos puedan jugar en el club. Los chicos que comenzaron hace poco, como no pueden jugar la liga, van a participar de los torneos barriales", señaló Cajal.
Los proyectos para consolidar la ayuda a los chicos son muchos. El más concreto es la posibilidad de edificar atrás de la cancha principal un comedor para que todos los "jugadores" reciban apoyo escolar. Sin dudas, una gestión ejemplar de un club que va más allá del fútbol.
Ese logro, más allá de los chicos, se lo debe al aporte de empresas sociales que le cambiaron la cara a esta institución.
Pero la ayuda trasciende lo deportivo. También se le está brindando contención a un centenar de chicos que, de no estar en el club, estarían en la calle.
La mayoría de los jóvenes asisten a comedores comunitarios, donde estas empresas de caracter social colaboran con alimentos desde hace un tiempo.
Cuando comenzó el proyecto, el club no tenía recursos. Ni pelotas ni indumentaria. Ahora trabajan doce profesores, entre técnicos y preparadores físicos, quienes dirigen los entrenamientos de martes a jueves y durante los partidos del fin de semana.
Hay un micro que sale de Libertad y 180 y recorre distintos barrios para buscar a los chicos de la sede de los comedores. Luego del entrenamiento, todos disfrutan de una abundante merienda. Durante los días de partido, si son locales, todos comen en el club. El coordinador del fútbol es Daniel Cajal, experimentado en trabajar con chicos y jóvenes. "Metimos más de 150 pases para que los chicos puedan jugar en el club. Los chicos que comenzaron hace poco, como no pueden jugar la liga, van a participar de los torneos barriales", señaló Cajal.
Los proyectos para consolidar la ayuda a los chicos son muchos. El más concreto es la posibilidad de edificar atrás de la cancha principal un comedor para que todos los "jugadores" reciban apoyo escolar. Sin dudas, una gestión ejemplar de un club que va más allá del fútbol.
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