Más allá de los resultados deportivos, la experiencia que vivieron los pequeños de 11 y 12 años que viajaron a España en representación de Boca de Mar de Plata fue inolvidable. Irse tan lejos, enfrentar a chicos que juegan en los mejores clubes del mundo, conocer lugares y culturas distintas. Todas vivencias que ninguno hubiese imaginado disfrutar a tan corta edad.
En el torneo Arousa Fútbol 7 el equipo marplatense no logró ganar ninguno de sus tres partidos, pero dejó una gran imagen, jugando de igual a igual con equipos como Valencia de España.
Los pequeños de Mar del Plata viajaron el 2 del corriente mes hacia el Viejo Continente. Luego de hacer trasbordo en Madrid, siguieron viaje rumbo a Santiago de Compostela, donde llegaron tras 24 horas de vuelo. Para todos era la primera vez y, por eso, todo se hizo muy largo y tedioso.
"El cansancio y la ansiedad fue difícil de manejar. Después de llegar entrenamos liviano en un estadio de césped sintético muy bueno, realizamos un poco de fútbol, pero los chicos todavía no estaban bien. En realidad, nunca volvieron al nivel futbolístico que tenían en Mar del Plata, más que nada por el viaje y el compromiso de jugar un torneo tan importante, lo cual es lógico en chicos de 11 y 12 años", manifestó Oscar Cuesta, director técnico del conjunto marplatense.
"Un día antes del debut nos encontramos con una sorpresa. Había una línea de lateral a lateral, a unos 5 metros de cada área grande. Cuándo preguntamos su significado, nos enteramos que era una regla para nosotros desconocida. Y cambiaba significativamente la manera de jugar, ya que hasta ella no había posición adelantada. Al decirle a los organizadores que en las reglas que nos mandaron a Argentina esa no estaba, nos respondieron que era verdad, que como quienes jugaban Fútbol 7 ya la conocían, para ellos era muy obvia. Ni tuvimos tiempo de practicarla. Para los delanteros era buena, pero para los defensores era un problema, ya que no podían achicar hasta la mitad de cancha cuando nosotros atacamos, como lo veníamos trabajando", agregó Cuesta, refiriéndose al problema reglamentario que debieron suplir sobre la marcha.
El primer partido de Boca de Mar del Plata fue con Arousa, un equipo local y, en la previa, el rival a vencer para clasificar. "Apenas llegué a la cancha para observar los primeros partidos, ví que teníamos otro problema. La velocidad de juego. Se jugaba con una intensidad a la que nosotros no estábamos acostumbrados, un ritmo muy rápido. Los chicos se desprendían enseguida de la pelota y buscaban espacios vacíos. Tenían muy en claro cómo jugar esta modalidad de fútbol. Nosotros fuimos bien preparados físicamente, pero no teníamos esa velocidad", contó el entrenador. Pese a esto, Boca de Mar del Plata estuvo muy cerca en el debut, ya que cayó por un ajustado 3 a 2 con Arousa.
El segundo partido fue con uno de los favoritos: Valencia de España, a la postre futuro campeón. Los marplatenses mantuvieron el 0 a 0 hasta los últimos minutos de la primera mitad, pero una lesión de Franco Dorrego afectó a sobremanera y en dos minutos los españoles anotaron dos goles y, finalmente, ganaron el encuentro por 3 a 1.
El último partido del grupo fue con Racing de Santander, un equipo que había demostrado un muy buen nivel. Con un triunfo, Boca pasaba de ronda. Pero después de un encuentro muy parejo, Racing ganó 1 a 0 con un gol en los minutos finales.
"Creo que fue una buena experiencia en general. De haber una nueva invitación, no pagaremos el derecho de piso en algunas cosas, como en esta oportunidad. Lo principal es saber que debemos jugar a otra velocidad. Lo mismo nos pasa al competir con los clubes de Capital Federal. Los chicos, si quieren progresar y tener alguna posibilidad de jugar en el fútbol grande, deben cambiar de ritmo de juego (la pelota debe circular más rápido), tener otra actitud al tratar de recuperarla y entrenar todos los días, cosa que en Mar del Plata no suele suceder. Después del torneo nos quedamos una semana más, jugamos varios amistosos y nos fue muy bien. Hasta goleamos a Arousa en cancha de once. Más allá de lo deportivo, conocímos Santiago de Compostela, fuimos a la playa todos los días y la pasamos muy bien. Fue una experiencia que ojalá podamos repetir en algún momento", se ilusionó Cuesta.
Lo importante, más allá de los futbolístico, es que estos quince pequeños marplatenses cumplieron el sueño de jugar el mismo torneo que los clubes más importantes del mundo. Algo que recordarán para siempre.
En el torneo Arousa Fútbol 7 el equipo marplatense no logró ganar ninguno de sus tres partidos, pero dejó una gran imagen, jugando de igual a igual con equipos como Valencia de España.
Los pequeños de Mar del Plata viajaron el 2 del corriente mes hacia el Viejo Continente. Luego de hacer trasbordo en Madrid, siguieron viaje rumbo a Santiago de Compostela, donde llegaron tras 24 horas de vuelo. Para todos era la primera vez y, por eso, todo se hizo muy largo y tedioso.
"El cansancio y la ansiedad fue difícil de manejar. Después de llegar entrenamos liviano en un estadio de césped sintético muy bueno, realizamos un poco de fútbol, pero los chicos todavía no estaban bien. En realidad, nunca volvieron al nivel futbolístico que tenían en Mar del Plata, más que nada por el viaje y el compromiso de jugar un torneo tan importante, lo cual es lógico en chicos de 11 y 12 años", manifestó Oscar Cuesta, director técnico del conjunto marplatense.
"Un día antes del debut nos encontramos con una sorpresa. Había una línea de lateral a lateral, a unos 5 metros de cada área grande. Cuándo preguntamos su significado, nos enteramos que era una regla para nosotros desconocida. Y cambiaba significativamente la manera de jugar, ya que hasta ella no había posición adelantada. Al decirle a los organizadores que en las reglas que nos mandaron a Argentina esa no estaba, nos respondieron que era verdad, que como quienes jugaban Fútbol 7 ya la conocían, para ellos era muy obvia. Ni tuvimos tiempo de practicarla. Para los delanteros era buena, pero para los defensores era un problema, ya que no podían achicar hasta la mitad de cancha cuando nosotros atacamos, como lo veníamos trabajando", agregó Cuesta, refiriéndose al problema reglamentario que debieron suplir sobre la marcha.
El primer partido de Boca de Mar del Plata fue con Arousa, un equipo local y, en la previa, el rival a vencer para clasificar. "Apenas llegué a la cancha para observar los primeros partidos, ví que teníamos otro problema. La velocidad de juego. Se jugaba con una intensidad a la que nosotros no estábamos acostumbrados, un ritmo muy rápido. Los chicos se desprendían enseguida de la pelota y buscaban espacios vacíos. Tenían muy en claro cómo jugar esta modalidad de fútbol. Nosotros fuimos bien preparados físicamente, pero no teníamos esa velocidad", contó el entrenador. Pese a esto, Boca de Mar del Plata estuvo muy cerca en el debut, ya que cayó por un ajustado 3 a 2 con Arousa.
El segundo partido fue con uno de los favoritos: Valencia de España, a la postre futuro campeón. Los marplatenses mantuvieron el 0 a 0 hasta los últimos minutos de la primera mitad, pero una lesión de Franco Dorrego afectó a sobremanera y en dos minutos los españoles anotaron dos goles y, finalmente, ganaron el encuentro por 3 a 1.
El último partido del grupo fue con Racing de Santander, un equipo que había demostrado un muy buen nivel. Con un triunfo, Boca pasaba de ronda. Pero después de un encuentro muy parejo, Racing ganó 1 a 0 con un gol en los minutos finales.
"Creo que fue una buena experiencia en general. De haber una nueva invitación, no pagaremos el derecho de piso en algunas cosas, como en esta oportunidad. Lo principal es saber que debemos jugar a otra velocidad. Lo mismo nos pasa al competir con los clubes de Capital Federal. Los chicos, si quieren progresar y tener alguna posibilidad de jugar en el fútbol grande, deben cambiar de ritmo de juego (la pelota debe circular más rápido), tener otra actitud al tratar de recuperarla y entrenar todos los días, cosa que en Mar del Plata no suele suceder. Después del torneo nos quedamos una semana más, jugamos varios amistosos y nos fue muy bien. Hasta goleamos a Arousa en cancha de once. Más allá de lo deportivo, conocímos Santiago de Compostela, fuimos a la playa todos los días y la pasamos muy bien. Fue una experiencia que ojalá podamos repetir en algún momento", se ilusionó Cuesta.
Lo importante, más allá de los futbolístico, es que estos quince pequeños marplatenses cumplieron el sueño de jugar el mismo torneo que los clubes más importantes del mundo. Algo que recordarán para siempre.
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